El Kumbha Mela a orillas del río Shipra, Ujjain.
Gente realizando sus abluciones.
Abluciones durante el Sahi Snaan, el día más importante del festival. Se puede observar cómo en el puente hay gente y así es a todo nuestro alrededor, en los dos márgenes del río y quilómetros para dentro. Estamos literalmente rodeados por millones y millones de personas. Un espectáculo.
Une mujer vive con intensidad uno de los momentos más importantes de su vida, el Sahi Snaan, el baño que debería liberarla del círculo de reencarnaciones a los que están sometidas las personas
Un brahaman realiza sus pujas (ritual religioso) a orillas del río Shipra.
Un sadhu a la luz de la luna llena, momento en el que el Kumbh Mela tiene su punto álgido: el sahi snan.
El Kumbha Mela no tan solo es el festival religioso sino también y sobretodo todo lo que se acaba viviendo a su alrededor. Un hombre se pasea con su mítico elefante indio, entre los millones de asistentes que hay en el Kumbha Mela.
La cantidad de cosas que rodean el Kumbha Mela es impresionante. Millones de personas, cada una de ellas con sus propias creencias (pues vienen de toda la India), celebfran el Kumbha Mela a su manera. Y eso dota al festival de una variedad de actos religiosos más o menso pintorescos que son espectaculares. Un grupo de mujeres se dirigen, con sus potes llenos de agua sagrada del río Shipra, a adorar a su diosa en un templo. Durante el trayecto son bañadas en un mar de pétalos de rosas.
La preparación logística del Kumbha Mela es impresionante. Llega hasta el punto de, gracias a las presas que controlan el agua del río Shipra, dejar pasar el agua justa para que el río quede al borde de los puentes. De esta manera, el agua ayuda a soportar el peso de la gran cantidad de peregrinos que acudirán al festival.
El Kumbha Mela está exquisitamente preparado para que no se produzcan aglomeraciones. Decenas de miles de policías y voluntarios ayudan, sobretodo en los puntos clave como entradas o salidas de puentes, a que la gente no se detenga. El kumbha Mela es un sitio increíblemente seguro.
Por todo el Kumbha Mela existen cientos de templitos donde la gente puede realizar sus pujas.
Todos los días, por la tarde, tras la puesta del Sol, se realiza una puja conjunta con todos los asistentes al Kumbha Mela, donde el fuego es el protagonista.
Tras la puja de la tarde, todo el mundo quiere limpiar su alma con los fuegos sagrados del Kumbha Mela.
A pesar de ser un festival a lo grande, está lleno de pequeños detalles que la gente, a modo individual, va dejando por el Kumbha Mela.
La cantidad de gente que inunda el festival cuando baja el calor del día es impresionante.
Durante todo el día se van sucediendo los momentos en los que, distintos gurús con sus fieles, peregrinan a orillas del río sagrado para realizar sus pujas y abluciones. Un grupo muy numeroso de seguidores de un gurú esperan las indicaciones del mismo para realizar su ablución.
UN sadhu tras realizar una de sus abluciones.
Hay que ser sinceros. El río no tan solo se utiliza para realizar las abluciones sagradas sino que también se usa como piscina para refrescarse, tras o durante el caluroso día.
Las mujeres, tras sus baños sagrados, ponen a secar sus saris.
Un gurú (un sadhu que ya ha llegado a la iluminación) imparte enseñanzas a unos sadhus de menor rango.
Un sadhu realizando una puja en el altar que se ha montado, en su tienda. Los peregrinos pasan por fuera de las tiendas adorando a los santones.
Unos sadhus descansan en la tienda que se han montado para pasar el mes que dura el Kumbha Mela. La duna es el fuego sagrado que todos se montan en sus tiendas.
Un niño aprendiz de sadhu.
Un sadhu preparándose y pintándose para realizar sus pujas.
Cientos de miles de sadhus realizan una marcha por el margen del río reservado para los «mortales». Durante esta marcha son adorados por todos los peregrinos.
Unos sadhus desnudos y montados a caballo en medio de la multitud del Kumbha Mela.
Una Naga Baba (los sadhus guerreros que derrotaron a Alejandro Magno) realiza demostraciones de control de dolor. Con una cuerda atada a su pene, invita a todos los transehuntes a tirar de la cuerda para tocar la campana que se sujeta en su pene. Aunque parezca que un solo tirón no deba producir daño, tan solo hace falta imaginarse lo que deben suponer miles de tirones al día para imaginar el dolor que tal demostración supone.
Los fieles de un gurú acicalando las barbas de éste.
Un Naga Baba sentado ante su duna, mientras los peregrinos le observan desde fuera.
Un Naga Baba realizando un ejercicio de demostración de control del dolor atándose el pene a una espada.
Un sadhu preparándose para ir a dormir.